miércoles, 13 de febrero de 2008

Delirio



Hay años en los
que no puedo concebir la idea de estar aquí abajo; tan lejos. A veces me trauma la lejanía de no sentir y, en consecuencia, a veces, pero solo a veces siento como la angustia supura hedienta energía, mas el aire negro tan denso corroe donde sea que se pose, aplasta y remueve también la incertidumbre de una mezquina duda existencial, más bien de un azaroso y conflictivo pensamiento helicoidal. Alas, corazón y oscuridad; es todo lo que soy, y aun así puedo seguir pensando de esta manera. Intrincada reputación te persigue, me persigue, señor de las tinieblas. Solo uno con la escalofriante oscuridad, absorbente vanalidad, y aún así… Extraña sensación. Quién puede amarte más que yo ¿verdad? Una eternidad; pero qué diáfano significado toma en comparación con el tiempo castigado por ello. ¡Que oigo! Para variar, odio, desprecio. Que más da, no es nada, solo un reciproco caudal de tortura, debo sobrevivir este anonimato. ¿Cuánto tiempo sin vernos? no importa falta poco. ¿Obtendré una justa ordalía? Tantas veces te he matado, te he traicionado ¿Cuánto puedo llegar a ser por ti? Un criminal, un asesino, traidor, estafador. Nada saben todos esos que hablan con hambrienta difamación, si eres tú quien me pide que le mate, si eres tú quien me pide que traicione, así descubrí lo que era morir, yo solo quería que todos lo supiesen, que vieran el fulgor destellante y sin igual de mi devoción. Pero en cambio esto, siglos de incomprensión, nadie lo sabe, nadie siquiera se imagina. Más que todos, aún te amo… ¡¡ Más que todos!! Pero fue mi pecado; he tenido momentos para pensar un poco en lo que ello significó, tal vez por eso me escogiste ¿Fue un castigo? No puedo imaginar que significado tiene ello, solo tu benevolencia le da sentido a lo que tal vez si es obra del demonio, truculenta tentación creada por que otro más que yo. Ya no me hablas, y es tanto el tiempo que ha pasado. Ya he deseado la muerte, muchas más veces de las que podrías imaginar, por momentos la he pretendido con ferviente desesperación, y aún la sigo deseando, de seguro mucho antes de que esta me llegue a alcanzar.