domingo, 30 de noviembre de 2008


Una vieja historia escrita por mi hace ya hartos años como siempre no la termine, una mas a mi colección creo que alguien por ahí debe haber leído algo de esto, me gusta esta historia pero debo estar en el mismo estado mental de hace 3 años para terminarla, no me falta mucho así que proximamente la terminaré. Esto es pura creación, no la soné, no la alucine, simplemente me lo imagine un día pensando en lo desolado que se puede sentir uno viajando siempre solo en un tren, observando a la gente y no saber nada.










I


Nuevamente aquí, no me obliga, ni detiene. Soy libre, ¿no?; motivo para seguir no hay, pero aquí estoy con lo mismo, cíclica y constante farsa. Siempre lo mismo, nada relativamente especial, extraña ufanasión, incluso sin responsabilidades pero, es una desgracia. - Se decía luego apesadumbrado sin dejar de asombrarse al ver la Estación de trenes. Tan alta. Se impregnaba del cálido atardecer aquella magnífica locomotora, con ese color carbón magistral, reluciente a los finos y últimos destellos de esa calmada normalidad de un día cualquiera. Ese esquelético periodo de transición entre otoño e invierno. Se alzaba imponente en la vía férrea. Todo era perfecto, esas generosas vías que poco tiempo atrás se estrenaban, tan flamantes hoy como en su primer, segundo o tercer viaje, sobre ese romántico vagón, incluso ahora tan encantador como antaño, pero… agotador, aquel opio poderoso; intoxicante, absorbía todo ¿O solo a MI? Ese vagón con tan abrumante elegancia; aburrido. Hastía, una excelente palabra pero no da a vasto, no alcanza a definir esta sensación, un sentimiento; del estomago hacia fuera, el alma. Cansado, abúlico de todo o nada, hasta que ese fiel compañero con toda su extravagancia y sutileza comienza a ser agobiante.

Una voz impaciente y amable le sacó drásticamente de sus pensamientos - ¿Hey joven que hace? ¿Subirá? El tren ya parte ¡Nos vamos!- El guarda de tren, desempeñando su tarea. Un hombre cano y de amabilidad innata, con esa extraña presencia de filósofo aristotélico, tan apacible le hablaba atento.

- OH perdón... Bien - Lenta y pesado hizo abordaje - Nada mejor que hacer - Como rutinariamente subió, -sí, y ahora la rutina más cotidiana… Mucho más que ayer-

- No se preocupe joven, así es el trabajo- Solo consiguió una mirada, tal vez un guiño por parte del joven.

– Nuevamente me voy- Comentaba melancólico ensimismando sus pensamientos -Bueno desde que tengo memoria... Es mejor así, una buena decepción- Pronuncio libremente en un suspiro - Todo siempre se mantendrá igual no importa que tanto haga, todo quedará igual- Sus pensamientos afloraban como en un mantra -Al sur... Dios-

- Ese chico – Desde la intersección al siguiente vagón, por aquel estrecho y ruidoso pasillo de transición, encajonado entre dos puertas observaba con atención al joven que acababa de subir al tren, su piel blanca destellaba al ambiente lúgubre de una manera escalofriante, con unos profundos ojos negros ¿o mas bien claros?, sin rumbo ni lugar atravesaban la oscuridad, su oscuro cabello hacía destacar unas finas facciones, de no ser por esa macabra desolación en su rostro podría haber sido una vaga alma en pena, aún así su exotismo de ganímedes desorientaba.

Este lugar, un vagón de primera clase; como siempre lo había sido, sigue repleto de adornos. Su vista se poso en un único objeto, una mesa central de madera oscura; caoba, la misma que no supo descifrar a ciencia cierta de que material era, por encima llevaba una bandeja de plata fina pulida con seis tazas de porcelana rosada y bordes dorados de varios quilates; la misma bandeja que continuaba viendo de antaño. Los sillones tapizados de burdeo parecido a un rococó, con algunos remaches en la parte inferior, le daban ese toque especial de majestuosidad. Caminó por el lugar inspeccionándolo. Embelesador; como siempre… Levantó su pesada maleta de cuero para ubicarla; al igual que tantas otras veces, en el mismo sitio acostumbrado. Al regresar a su puesto, algo nuevo una fotografía enmarcada, jamás la había visto, o tal vez solo no la recordaba, el hecho fue que no pudo prestarle una mayor atención, alguien le veía fijamente era casi de su misma estatura tal vez de la misma edad. Una persona más.

- Buenas tardes– Como odiaba ese ritual, pero ahí estaba saludando cortésmente sin importar que no le interesase en lo absoluto su interlocutor. No obtuvo respuesta, solo seguía allí mirándole, sus ojos altivos y despreocupados no le querían decir nada. No llevaba equipaje, y solo unos delgados ropajes, definitivamente su estadía no había sido premeditada, o tan solo trabajaba por ahí. Que importaba solo una persona que no tiene nada que ver conmigo pensó molesto con la situación. – Me disculpa por favor – Esa molesta cortesía que brotaba, se hizo a un lado para poder pasar y tomar asiento en aquella salita, sin lograrlo, antes siquiera de intentar pasar aquella persona se desplomaba directo al piso...

- Se encuentra bien - Se puso de rodillas para ayudarle a levantarse, pero no respondía, estaba inconsciente y comenzaba a sangrar –OH diablos, que...- Podría haber gritado en un gesto ofuscado, pero bien sabía que nadie atendería, nadie estaría dispuesto a acudir a una llamada de auxilio “cada cual en lo suyo y así no notaras lo pequeño que eres en este mundo” resonaban en su memoria esas palabras que en algún momento su padre, o alguien más le había dictado. – No parece herido, pero sangra- Se incorporó y le traslado a la habitación a lo que sería su cuarto. No se había percatado pero el tren ya marchaba a toda velocidad, una habitación pequeña tintada de blanco muy estrecha para ser confortable, le recostó suavemente, y una mujer sin apariencia con un penetrante olor a papas y cebollas llego casi de inmediato, tal vez alguien dio aviso, de seguro algún asistente. Sin pensarlo dos veces procedió a atenderlo. Ni un segundo desperdiciado en torpes formalidades.

–Joven usted le conoce, es recomendable que espere fuera- Le indicaba mientras lo conducía a la salida, sutilmente casi por cumplimiento.



***

sábado, 8 de noviembre de 2008

Still Loving You

Time, it needs time
To win back your love again
I will be there, I will be there
Love, only love
Can bring back your love someday
I will be there, I will be there

Ill fight, babe, Ill fight
To win back your love again
I will be there, I will be there
Love, only love
Can break down the wall someday
I will be there, I will be there

If wed go again
All the way from the start
I would try to change
The things that killed our love
Your pride has built a wall, so strong
That I cant get through
Is there really no chance
To start once again
Im loving you

Try, baby try
To trust in my love again
I will be there, I will be there
Love, our love
Just shouldnt be thrown away
I will be there, I will be there

If wed go again
All the way from the start
I would try to change
The things that killed our love
Your pride has built a wall, so strong
That I cant get through
Is there really no chance
To start once again

If wed go again
All the way from the start
I would try to change
The things that killed our love
Yes, Ive hurt your pride, and I know
What youve been through
You should give me a chance
This cant be the end
Im still loving you
Im still loving you, I need your love
Im still loving you

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Nítida en las sombras,
siento,
vuelvo a sentir,
más que nunca.

Camino en la ciudad, a veces miro, a veces no, camino, o arrastro, compro algo, llego a una casa, salgo, camino, respiro y sigo caminando. hasta que un día me toma y remese, me agarra y arrastra hasta la ventana de la ciudad, belleza, y yo simplemente lloro, lloro y tu escuchas, luces a lo lejos se mueven en mis ojos, se derraman en mis mejillas, y lo único que puedo decir es gracias amigo!!!

un beso y un abrazo

domingo, 2 de noviembre de 2008

Me quede atrás
y tu no me esperaste
camino sola,
destino,
no quiero este destino

martes, 14 de octubre de 2008

Sube

Donde estoy?
Ya no recuerdo nada

un vacio cataclismico en mi memoria
fuertes sentimientos.
Odio, amor, desesperanza
no entiendo, y me canso
ahora si grito
ayudame!!
ayudenme
un vacio.
ya no queda nadie
pero aqui estoy
y tengo que subir.

martes, 7 de octubre de 2008

Grita

Grita tan fuerte!!
grita, aúlla conmociónate,
patea y llora
que te estoy escuchando

sábado, 4 de octubre de 2008

Toma mi mente y no la dejes salir,
no dejes que pueda moverse,
hazla prisionera de un mundo;
que no vislumbre señal de arrepentimiento,
por favor tómala, no la abandones,
no la dejes, es tu culpa.

Toma un corazón y exprímelo,
dame vida, vida, vida, vida...
nada mas,
no dejes que tu mundo muera
no dejes que mi mundo muera
toma mi mente
aprietala, exprímela y piensa conmigo
tal vez así, ya no muera.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Pecado Capital

De pronto en mi cabeza aparece una imagen, no supe quien era, mire mi mano y te recorde, odie al mundo, odie todo por un instante, por un instante no supe quien eras, no me importo destruirlo todo, habria tirado todo bien lejos, me abria peleado con quien se me cruzara, no te recorde por un segundo mas que a todos me deteste a mi misma por olvidarlo, aun cuando jugaba con ese anillo tuyo entre mis manos, aún asi lo olvide. Despues de todo si era posible, hasta la vida se olvida.

domingo, 13 de julio de 2008

UN SUEÑO

Cierta vez un sueño tejio una sombra
sobre mi cama que un ángel protegía:
era una hormiga que se había perdido
por la hierba donde yo creía que estaba.

Confundida, perpleja y desesperada,
oscura, cercada por tinieblas, exhausta,
tropezaba entre la extendida maraña,
toda desconsolada, y le escucho decir:
"Oh, hijos míos! ¿Acaso lloran?
¿Oir como suspira su padre?
¿Acaso rondan por ahí para buscarme?
¿Acaso regresan y sollozan por mi?"

Compadecido, soltó una lágrima;
pero cerca vi una luciérnaga,
que respondió: "¿Qué quejido humano
convoca al guardián de la noche?

Me corresponde iluminar la arboleda
mientras el escarabajo hace su ronda:
sigue ahora el zumbido del escarabajo;
pequeña vagabunda, vuelve pronto a casa."
William Blake

Cry

Y siempre sigue lloviendo tan fuerte...

lunes, 30 de junio de 2008

Radio


Mentes paranoicas
Ya no sé que hacer, no sé que me ocurre, las encuentro cada vez más y más seguido.
Mi corazón late, y se detiene, no es nada en especial, siempre ocurre, es algo que me acompaña desde el día que comencé a abusar del tiempo, nada por lo que entrar en desesperación, solo ocurre. Mis oídos diferencian una tonada, a veces y cuando esto pasa es como si latiesen de nuevo, y aparece ante mis ojos una partitura tangible, tan clara al igual que la música que hay en estos palpitantes latidos, tan clara que no puedo superarlo, no se compone, es una tomada agria de la cual no tengo remedio, siempre es lo mismo, un comienzo conmovedor para terminar en una mierda barata blanca e insípida de supermercado, no soy músico, no sé música y mucho menos sé qué escucho.

viernes, 30 de mayo de 2008

Azar



No a menudo siento.
Siempre observo; lujuriosamente una respuesta, o tal vez una pregunta. Nunca he entendido nada, ni siquiera lo que soy, lo que me rodea es producto de una gran casualidad, se diría un golpe de suerte, o un error, jamás tome una decisión, jamás escogí, el libre albedrío es una mentira, rara existencia que carece de elección, no se puede cambiar nada, una vez hubo una vida, de eso algo queda; nada, extrañamente se pudrió y aún debe estarse descomponiendo en algún lugar esparcida, no hay sonido, un amargo olor embarga todo a un paso tenue, y al fin solo quedan unos zapatos que caminan azarosamente.

viernes, 9 de mayo de 2008

Y cuando te enamoraste de mi...
El día que caminamos cincuenta cuadras y comimos un alfajor por cuadra.

viernes, 4 de abril de 2008

Pasos

Creo que algunas veces lo único que entiendo es el camino,
sin pensar,
deslizo y vuelvo a pensar.

viernes, 7 de marzo de 2008

Piel


Siento ese frenesí imparable bajo la piel, pero no como un hormigueo, sino más bien como movimiento, como si toda la piel colgante fuera rotando, sin despegarse, solo rotando. A veces me parece ver que las uñas de mis manos y pies desaparecen, perdidas en un mar de pliegues, no se siente como si las partes del cuerpo se cayesen es más una sensación impersonal, algo extraño, la carne arde, como si me hundiera, los músculos se separan del hueso, ahora ya puedo ver como comienza a colgar, ya todo suelto. Me hago viejo.
Camino por la vereda y nadie lo nota, nadie ve que se me cae la piel, que no soy viejo, que aún no alcanzo los veinte años, y que ¡¡Se me cae la piel!!
Llego a mi casa y pronto, todo gorgotea, y me hundo nuevamente, todo se vuelve oscuridad desde la parte interna de la cuenca de mis ojos, la carne se estira, me duele y un ácido frío sube por mi estomago condensado en una esfera y atascándose en la parte móvil de la garganta, no puedo respirar, puedo ver como las arterias se hinchan por la presión en mi cabeza, todo palpita, y es en este punto, en el que yo por fin me duermo

miércoles, 13 de febrero de 2008

Delirio



Hay años en los
que no puedo concebir la idea de estar aquí abajo; tan lejos. A veces me trauma la lejanía de no sentir y, en consecuencia, a veces, pero solo a veces siento como la angustia supura hedienta energía, mas el aire negro tan denso corroe donde sea que se pose, aplasta y remueve también la incertidumbre de una mezquina duda existencial, más bien de un azaroso y conflictivo pensamiento helicoidal. Alas, corazón y oscuridad; es todo lo que soy, y aun así puedo seguir pensando de esta manera. Intrincada reputación te persigue, me persigue, señor de las tinieblas. Solo uno con la escalofriante oscuridad, absorbente vanalidad, y aún así… Extraña sensación. Quién puede amarte más que yo ¿verdad? Una eternidad; pero qué diáfano significado toma en comparación con el tiempo castigado por ello. ¡Que oigo! Para variar, odio, desprecio. Que más da, no es nada, solo un reciproco caudal de tortura, debo sobrevivir este anonimato. ¿Cuánto tiempo sin vernos? no importa falta poco. ¿Obtendré una justa ordalía? Tantas veces te he matado, te he traicionado ¿Cuánto puedo llegar a ser por ti? Un criminal, un asesino, traidor, estafador. Nada saben todos esos que hablan con hambrienta difamación, si eres tú quien me pide que le mate, si eres tú quien me pide que traicione, así descubrí lo que era morir, yo solo quería que todos lo supiesen, que vieran el fulgor destellante y sin igual de mi devoción. Pero en cambio esto, siglos de incomprensión, nadie lo sabe, nadie siquiera se imagina. Más que todos, aún te amo… ¡¡ Más que todos!! Pero fue mi pecado; he tenido momentos para pensar un poco en lo que ello significó, tal vez por eso me escogiste ¿Fue un castigo? No puedo imaginar que significado tiene ello, solo tu benevolencia le da sentido a lo que tal vez si es obra del demonio, truculenta tentación creada por que otro más que yo. Ya no me hablas, y es tanto el tiempo que ha pasado. Ya he deseado la muerte, muchas más veces de las que podrías imaginar, por momentos la he pretendido con ferviente desesperación, y aún la sigo deseando, de seguro mucho antes de que esta me llegue a alcanzar.

sábado, 19 de enero de 2008

Tiempo: Primera parte



- Lleva una semana sin salir.
- Dicen que se volvió loco.
- No ha comido ni bebido nada.
- Ni siquiera se mueve. Tal vez ya este muerto.
- No, no lo está, a veces cuando todo esta en silencio puedo oírlo susurrar.
- Entonces pronto lo estará.

En la habitación oscura, se ve con claridad el aura mística y equivoca de unos casi inexistentes lamentos. Murmullos entran por las rendijas de la puerta, y con toda fluidez se escurren por la chapa sin llave, “Está loco” se adhieren pegajosos al pensamiento, vagos pensamientos, sin embargo ya no tengo nada, solo un recuerdo; vacío, puro y neto vacío grisáceo. Recuerdos. Sí, recuerdo que exactamente de las 10:24 AM de hace tres días siete horas y treinta y seis minutos no recuerdo nada, no es acongojante, simplemente no hay nada en mi mente, pero en este preciso instante me muero, me ahogo, es un intenso y mortífero extrangulamiento, sitiado más al sector del corazón que la zona de los pulmones, paraliza la respiración, desvía los sentidos, escarcha mis ojos, los revienta sin mas dolor, el cuerpo se debilita y trata se ensimismar mis pensamientos, mi pecho se contrae, y ya no existo más…me muero.
—Por que lloras…
—No estoy llorando, no ves que mis ojos están secos.
Voces más allá, los murmullos incansables continúan irrumpiendo mi mente, no se puede evitar, ni con el más esforzado ahínco, no se puede alejar la molestia, dejar de oírlos o mirarlos, imposible.

- HABLA SOLO.
- YA SÉ VOLVIO LOCO.
- DEBE DE ESTAR MUY HERIDO.
- POBRE

No estoy loco, aún no, aunque no puedo saberlo. Hay veces que no puedo sentir mi cuerpo, tampoco siento mi mente. Todavía debe ser de día y... perdí la cuenta. ¡Dios mío! Perdí la cuenta. Sin saber nada, lo único que te queda es contar, ya no sé en que minuto ni segundo iba. Llevo algún tiempo sin dormir, mi brazo izquierdo está levemente rígido, tal vez me duele, aún es de día lo sé porque puedo distinguir claramente un asqueroso color un poco violáceo otro tanto rojo que adorna mi brazo ennegrecido, el pecho también lo tiene. Un olor dulzón inunda mi cuarto, no, no es del cuarto; es de mi rostro que también gotea. –Se incorpora, lo intenta lo mejor que puede, tiene un brazo extraño, languidece, y el terrible aroma a fierro transpirado marea. Una pequeña ventana cerrada deja entrar un lazo de luz hasta el suelo, no hay nada, la habitación esta por completa vacía, a su derecha una silla con un jarro y unos paños blanquecinos lo único ajeno a oscuridad– Mis piernas están cubiertas por la cáscara dura que formaron los paños húmedos al petrificarse, están mucho más tiesos y sucios que los de la silla, están pegados, no los puedo quitar con facilidad, la sangre brota a raudales ahora, no puedo ver mis piernas...