Sentada en una baja esquina de un carro, sin mirar a donde se dirigiría, ni porque estaba allí. No necesitaba nada, tal vez un poco de atención, tal vez un poco de ilusión barata, ella estaba ahí sentada, yo pude verla cuando ese estruendoso auto dobló la esquina y sin el intento de detenerse la golpeó.
Cuando me acerqué, ya no quedaba nada de ella. el sujeto que conducía, bajó aturdido y vi que quería acercarse a ver; una masa viscosa entre el piso, el auto y el carro era lo único que quedaba, su identificación decía Confianza. -y tu la mataste- dije al sujeto.